Joan Roís de Corella (Gandía, 1435 — Valencia, 1497) es considerado unos de los últimos grandes escritores del Siglo de Oro de las letras valencianas, aunque también uno de los menos conocidos, junto a Joanot Martorell y Ausiàs March, es uno de los ilustres literatos relacionados con Gandia
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Su vida
Joan Roís de Corella era el hijo mayor de Ausiàs Roís de Corella, un noble caballero emparentado con los condes de Cocentaina, y de Aldonça Cabrera. Se deduce que nació en Gandia en 1435, ya que por aquella época era allí donde residía su familia, que se trasladaría definitivamente a Valencia en 1438. Su familia, mantenía una relación de amistad con Ausiàs March y estaban emparentados con él, hasta el punto de que el padre actuó como testigo en el contrato matrimonial del literato con su segunda esposa Joana Escorna.
Vida intelectual
Como hijo primogénito y según las costumbres sociales de la época, debía dedicarse a la vida militar o a la diplomacia y aunque llegó a ser caballero siempre se decantó por unos intereses más intelectuales y renunció al mundo caballeresco para centrarse de lleno en sus verdaderas pasiones, la literatura y la teología. Así pues, a los 35 años ya era maestro en teología aun sin ser sacerdote.
Gran intelectual de la época, su vocación literaria fue muy precoz, logrando alcanzar un gran prestigio como escritor antes de haber cumplido 25 años. Tanto es así, que el príncipe Carlos de Viana le distinguió manteniendo con él una dilatada correspondencia epistolar en la que debatían sobre asuntos amorosos.
Vida personal
En su juventud tuvo una intensa vida amorosa y mantuvo una larga relación con Isabel Martínez de Vera, una joven noble de Cocentaina, con la que, a pesar de no haber contraído nunca matrimonio con ella, tuvo dos hijos naturales. También se le atribuyen otras dos hijas, Magdalena y María, lo que no se sabe con certeza es si también eran hijas de Isabel.
Al llegar a su madurez, Corella deja atrás sus aventuras más mundanas y alcanza una estabilidad en la que retoma su antigua vocación religiosa. Aunque nunca llegó a ordenarse sacerdote logró una gran fama como predicador. Como hombre tremendamente culto y con un gran carisma, impresionaba con sus sermones, convirtiéndose en una suerte de estrella muy popular entre la sociedad que comenzaba a dejar atrás la Edad Media y daba sus primeros pasos en el Renacimiento de la Valencia del siglo XV.
Joan Roís de Corella murió a los 62 años el 6 de octubre de 1497 en Valencia. En la última etapa de su vida tenía una cámara en el convento de San Francisco de Valencia, en el que tenía una amplia biblioteca. Corella dejó testamento en favor de su hermana Dalfina, nombrándola heredera universal de todos sus bienes. Pero, solo cuatro días después de su muerte, su hermana Dalfina dona su herencia en favor de los hijos que Corella había tenido con Isabel Martínez de Vera.
Su obra
Joan Roís de Corella escribió toda su obra en valenciano. Considerado como el primer autor renacentista valenciano, su calidad literaria fue referente para otros muchos literatos. Ejemplo de ello es la admiración que le tenía Joanot Martorell, que se sabía muchas de sus obras de memoria, e incluso llegó a incorporar en su obra maestra «Tirant lo Blanc» fragmentos de los poemas de Corella.
Buscó su inspiración en autores que admiraba como Bocaccio y Ovidio o en su amigo Ausiàs March. En su primera etapa escribió, sobre todo, obras mitológicas, además de obras en prosa y en verso inspiradas en el amor pasional y sus consecuencias, con poemas como Balada de la garsa i l’esmerla. En esta etapa destacan obras como Raonament de Telamo e Ulises, Lo plant de la Reyna, o la más famosa Tragèdia de Caldesa, que cuenta cómo el poeta fue traicionado por su enamorada Caldesa.
Parte de su obra es de carácter religioso. Tres de ellas son hagiográficas; composiciones que tratan sobre la vida de los santos. Entre ellas podemos encontrar Vida de santa Anna, Istoria de Josep y Vida de la gloriosa santa Magdalena. Pero, el poema religioso por el que más conocido es el autor es Oració a la Sacratíssima Verge Maria tenint son Fill, Déu Jesús, en la falda, davallat de la creu.
Hacia el final de su vida, se dedicó a la traducción de textos religiosos como el Psalteri y la Vita Christi.